Pesadilla al Volante...

Ancianos desconsolados armados de valor se han atrevido a contarme una de sus peores pesadillas, solo el recordarlas les produce un pánico que solo el llanto puede calmar.

Cuentan que por unas lejanas tierras valencianas, en un pueblo que pocos conocen, sucedió un fenómeno que conmocionó a sus escasos habitantes y a quienes escuchaban su historia...

Una noche espantosa, cargada de una fuerte lluvia y enigmáticamente cubierta de una densa niebla, un trotamundos se atrevió a salir del poblado para poder ir al siguiente pueblo. No le importaba la lluvia ni la niebla. Seguro, pero empapado, seguía la carretera por el accén, eso si, estaba pendiente de cualquier coche que pasaba para hacer auto-stop, pero no tenía suerte.
Tras el transcurso de su arriesgado viaje, la lluvia se hacía mas fuerte y junto a la densa niebla hacía imposible el ver a más de tres metros de distancia.

Espantosamente algo pasó que hizo parar en seco a nuestro trotamundos... oyó un suave ruido procedente desde su atrás de el, no se atrevió a mirar, y siguió andando... al poco rato volvió a oír ese suave ruido pero como un poco más cerca. El trotamundos ya se estaba asustando pues cada vez era mas continuo ese ruido y menos agradable, hasta que no lo pudo soportar y se paró en seco, se dio la vuelta y al poco rato, y para su asombro, vio como se le acercaba un simple coche con las luces apagadas.

Viendo su situación de lluvia y frió no se lo pensó dos veces... subió corriendo al coche, a durás penas vio que el asiento del copiloto estaba vacío y subió, fue a dar las gracias al conductor, pero se dio cuenta que no había conductor. Con el sonido de un rayo el coche empezó a deslizare por la carretera, un poco lento pero seguro, el trotamundos estaba muerto de miedo y cada vez veía más cerca una curva muy cerrada que si se la saltaba acabaría en un barranco de mas de 100 metros, paralizado por el miedo no pudo torcer el volante y más que no sabía conducir, así que se aferró al asiento y se puso a implorar a todos los dioses que conocía, unos metros antes de llegar a la curva y muerto por el miedo, pudo ver como una mano blanca, siniestra y arrugada entró por la ventanilla del piloto y cambió la dirección del volante salvándolo de la curva...

Sin saber que hacer se hizo un ovillo en su asiento viendo como el coche iba solo y en cada curva torcía solo con ayuda de esa tenebrosa mano... llorando el trotamundos escuchó unas pequeñas voces que asustaban al más valiente

- No te escondas... te estamos viendo... ¿Por qué te escondes de nosotros?

Al escuchar esto al trotamundos se le heló la sangre y tras un llanto de pánico pudo decir:

-Os lo suplico!! No me hagáis nada!! A mi no!! Por favoooooor!!

De repente se paró el coche con un movimiento brusco, a lo que se holló otra voz muy enfadada:

- Que no hagamos nada so cabrón!! Como no salgas cagando leches a empujar el coche como los demás te doy cuatro ostias que vas a entrar en calor!!

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